DOS ALFONSINAS
hace días que el mar ruega, ruge un nombre con fuerza
hace días te descubría
de frente a la boca de las olas,
el sol desaparecía
y entonces pediste como deseo ser parte de lo imposible
como en un sueño, los rayos finales dieron tonalidades naranjas a la criatura dibujada con tu danza,
a tu permanencia como agua
una ninfa dorada, los dedos como ramas, con los ojos abiertos al cielo
para qué interferir si me aseguras que tu dios es el destino,
que lo leyeron en tus manos,
que el peso de un alma no se mide fuera,
sino dentro del mar
te fuiste descalza,
enterrando los respiros,
bañados de sal los pulmones
vos percibiendo la marcha como una
caricia en la garganta,
ya sin hallar el fondo que sostenía
el vacío del cuerpo,
un agujero que te partía
dos Alfonsinas que pedían llenarse de algo que no fuera un globo de aire
te vaciaste en palabras, esa fue tu mejor muerte: morir por las palabras de amor
vos, que nunca creíste en lo que no es diferente, quiero decir en lo igual,
un eterno retorno a lo igual
(amar)
al mar le rezo,
cierro los ojos y lo beso
dejo que se vaya un ramo de flores
celeste cielo,
te despido cada invierno