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TODAS LAS COSAS

ayer lloré porque la luna estaba llena y no quise cerrar los ojos para dejar de verla sentí que miraba una cara, más bien como la cara de una flor ayer me despedí de la montaña pidiendo un deseo admirar todas las cosas mordí un pedazo del hielo para dejar de pensar que       algo tan grande debería tener nombre                                  de Dios enterré las manos, los brazos y la cabeza en el agua me quedé esperando algo que no conocía escuchar cuando el silencio es hermoso ayer prendí el celular y me convertí en una foto un mensaje tuyo que termina en un corazón y ese gusto que me queda en la boca después de besarte  soy una tonta por querer olvidarme todas las cosas que fui 

ABUELAS

mi abuela me enseñó a tejer con el sol en la cara no la escuché me transformé en niña otra vez en sus brazos o de la mano donde me dieron alas y fui mariposa otra vez que pierdo y ella encuentra la miro bien: es mi casa y cada uno de sus lunares es rojo y es una ventana y cómo habla de la lana si para mí todo el tiempo canta por las flores celestes que lloverán y lo hinchados que estarán mis ojos después de llorar la voz es un cuerpo que me abraza va y viene, tiene sus propios dedos, incluso baila y teje con ellos lo que teje es la vida, la suya y la mía esa tarde, y todas las tardes, mi abuela me enseñó quién es sé que no le gusta que la vean llorar, tampoco escuchar la lluvia o meterse al mar antes de dormir reza y pide por nosotros, prefiere hacerlo en silencio y con la luz apagada mi abuela me enseñó el padre nuestro pero yo no rezo cuando tengo miedo le prendo una vela a nuestra foto, a veces le doy un beso, lo mismo que una estampita.

SE CAE EL CIELO. NI UNA LÁGRIMA

Se cae el cielo. Lo ve el kiosquero que se asoma bajo el toldo para vender unos puchos sueltos. Los cigarrillos se resbalan y caen . Uno. Dos. Tres. Cuatro. No hay allí mano que los reciba, nadie que los sostenga. Lo ven los nenes que salen del colegio. Son los únicos en avanzar directamente hacia  eso que cae. Se arrancan la ropa y pedazos de piel. Se evaporan enseguida . En sus últimos momentos, lo ve María desde la ventana del baño y deja las cuchillas suspendidas.  Lo ve el recién nacido que abre los ojos por primera vez. Su madre llora por él, no por el cielo. Francisca y Teresa lo ven reflejarse en los ojos de la otra mientras se besan en el balcón. No more confesiones de amor . Se cae el cielo.   Ni una lágrima de los que miran, sólo las mías. El rostro mojado y deformado, los ojos irreconocibles. Hace semanas que lloro por lo que veo en mis sueños: que se cae el cielo.  Pienso que fueron mis lágrimas. Una sola lágrima y de golpe desprenderse de uno. De un. Dos. Tres. Cuatro ped

LA TRANSPARENCIA

nuestras manos le tejen los ojos a una forma desconocida no es sólo un cuerpo no hay otra cosa igual me arrepentí y me comí las uñas me rendí y casi pierdo los dedos por acercarlos a la hornalla ahora tengo el pelo rojo de envidia los labios rojos de rouge  me gustaría que mis lágrimas fueran rojas hoy decidí no llorar  abrí la ventana y le pedí al cielo algo que está en la lluvia lo que se ve del cielo lo que sé de lo invisible está en lo queda de agua la fusión está en los charcos,                         en las mejillas y los ojos                                                           del llanto lo que desborda se queda y es color azul lo que siento, es lo mismo llamarlo transparencia .             

VOLVER A LA NOCHE

si las palabras se tocaran para qué decir para qué si haría de ellas mi aire, un cuerpo nuevo, y todas dirían lo mismo, escribirían junto a mí volver a la noche para ser                       alguna vez confesé                      a las estrellas                       que son mis palabras.

DEL PECHO HACIA MIS OJOS

a  A. Pizarnik. le debo  le debo mis muertes  le debo el corazón roto y las estrellas  que brotan, trepan, se clavan del pecho hacia mis ojos son flores sin nombre y ya no temo,  no veo más que la noche y todas las caras son la luna.

MUERTE ROJA

I no soy en el espejo no soy en lo que escribo si hablo de poemas, hablo de pocos pedazos de mí   no soy no fui en la vida en las pieles nada  con lo que encarnar y a la vez lo entiendo le digo a eso deshabitar le digo muerte  a lo que viene después. II con dos manos negras de araña se escarba la cara la veo viste de rojo un hada castigada la oigo que canta está humillada por no ser capaz de llorar a quien nunca amó no la consuelo, quizás quiera ser ella,  vestiré de rojo y tendré nombre habré sido  un ruego de muerte.